sábado, 19 de julio de 2014

Macarena Bustamante Álvarez nos presenta la Terra Sigillata Hispánica en la II Jornada formativa

Deposito de Terra Sigillata procedente  Emérita Augusta. Foto de Macarena Bustamante Álvarez 

Hoy 19 de julio los alfareros, o como se le llamaban en Consuegra, olleros, celebran el día de sus patronas la festividad de Santa Justa y Rufina. En Consuegra esta calle, junto a  la calle las ollerias, se llama así porque en ella se ubicaban casi todos los alfares que había en Consuegra, en los que trabajaban familias enteras, como la familia Moreno. La alfarería ha sido siempre un importante sector económico y, en la actualidad, un símbolo característico de nuestra  identidad cultural.

No podía haber escogido mejor día para publicar mi post sobre la segunda jornada formativa "Cerámica romana. La Terra Sigillata Hispánica", vinculada con la excavación Consabura, que magistralmente nos desarrolló la arqueóloga Macarena Bustamante Álvarez, el pasado 17 de julio.
Los arqueólogos Rafael  Caballero y Macarena Bustamante al inicio de la exposición


Le agradecemos de antemano a Macarena su generosidad al aceptar venir a Consuegra a dar una charla más propia de entornos académicos de alto nivel por su calidad y el hacerlo ameno y accesible para el público profano en la materia.

La Terra Sigillata, así llamada por sus primeros descubridores en el siglo XVIII, debe su nombre al material del que está elaborada, terrum o barro, y del característico sigillum o sello con el que los talleres alfareros entre los siglos II a.c. al VI d.c. marcaban sus piezas, en la época romana. No sabemos realmente como debieron denominarla sus productores. A parte del sello (ausente en algunas producciones), otro elemento que la caracteriza es su engobe o revestimiento cerámico de color rojizo brillante aplicado a la pasta en crudo, en el que no se utilizaba aceite ni plomo. Antes de pasar al horno, se decoraba la pieza con moldes y sellos.  Estamos ante la primera producción cerámica en serie de la historia, una vasta producción difundida por todo el Imperio a partir del siglo I a.c.
Imagen del proceso de fabricacción  la proyección de Macarena Bustamante

A partir del siglo II a.c en Anatolia., se abandonó la producción de cerámica campaniense o de barniz negro característica del período republicano, por otra de un tono rojizo, denominada Presigillata. En el 50 a.c. hasta el 100 d.c. se empezó a producir sigillata Itálica, sin duda produciéndose un salto cualitativo y generándose verdaderas obras de arte en sus motivos, escenas eróticas en sus mayoría. En Consuegra contamos con algunos buenos ejemplos en el Museo Arqueológico Municipal.
La sigillata Gálica no llegaría hasta el gobierno de Tiberio, elaborándose piezas mucho más toscas, con motivos más repetitivos y perdiendose el carácter artesanal. También contamos con fragmentos en el Museo Municipal.
La sigillata Hispánica fue la ultima en comenzar a producirse, en la época Flavia, en el 70 d.c. Es la más pobre visualmente hablando.  Este tipo de producción cerámica, en algunos lugares continúa hasta la actualidad, como lo botijos de Salvatierra, de acabado rojizo.
La sigillata no era una cerámica de lujo, como podía serlo la de materiales como el vídrio o plata, era más bien de uso común, devaluada por lo fácil que era producirla. Se elaboraban morteros, cantimploras, lámparas, jarras, tinteros, es decir, objetos en su mayoría que seguimos utilizando en la actualidad.

Cualquier consaburense medianamente observador se ha topado alguna vez en alguna viña de nuestro término municipal con un pequeño fragmento cerámico de color rojo brillante. La sigillata es fácil de detectar, ya que se distingue a simple vista con respecto a la matriz el suelo.  Pero nos recuerda Macarena que  hemos de ser conscientes que la pieza fuera de su contexto no tiene ningún valor. Al arrancarla de su ubicación estamos sesgando el conocimiento histórico. Un pequeño fragmento de cerámica nos da datos paleoambientales, es decir, a través de la decoración podemos saber el entorno en el que se ubicaba el taller y lo que rodeaba al alfarero. Nos aporta, por ejemplo,  información política, religiosa o del nivel de alfabetización de los ciudadanos y nos define el momento cronológico  concreto en el que se fabricó la pieza. Nos habla también de sus productores ya que muchos de ellos marcaban grafitos antes de la cocción, gracias a los cuales podemos conocer su origen, su nivel de alfabetización o su estatus social. En definitiva, utilizando el símil de Macarena, un pequeño trozo de cerámica encontrado por casualidad en el campo funciona como un "fósil director" que puede ser el precursor de toda una investigación histórica de ese lugar, en cuyo análisis participan, no sólo arqueólogos, sino expertos de otras disciplinas como la arqueometría, numismática, etnoarqueología, grafología, epigrafía, economía, antropología o informática

 A veces un pequeño trozo de cerámica rojiza encontrado en el campo puede cambiar el rumbo de la historia
Macarena explica a los asistentes  varias piezas cedidas por el Museo
Arqueológico
Municipal de Consuegra





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